Tras convivir en El Paso y Miami por casi dos años, el destino les trajo de vuelta a casa: Madrid, para seguir creciendo juntos personal y profesionalmente.
Fue en verano de 2015 cuando en un pequeño velero, en aguas de las Islas del Maíz en Nicaragua, Alberto le pidió matrimonio a Alejandra mientras veían algo que les fascina a los dos: la puesta de sol en el mar. Por ello decidieron que no había mejor lugar para celebrar la boda que junto al mar. El lugar elegido fue las playas de Altea, en Alicante, un precioso lugar a orillas del Mediterráneo. Para hacer una boda en la playa era un placer, por lo que la idea me pareció preciosa.
Nada les ataba a Altea, pero tras conocer el lugar supieron que sería el sitio perfecto y que marcaría un antes y un después en sus vidas y en la de las personas que les acompañaran en esos días, ¡ya que la fiesta empezaba el viernes!. Ambos venían de familias muy sentimentales, por lo que la emoción y la alegría estaban aseguradas. Y doy fe de que así fue. Gente maravillosa arropando en todo momento a la pareja, muchas risas y muchas lágrimas de emoción, pero mucho mucho amor.
Gracias pareja, por hacerme participar de una manera tan especial en vuestra boda, por darme este reportaje tan precioso y por tratarnos tan bien.
Vestido novia: Pronovias
Zapatos Alejandra: Mango
Ramo novia: Aitana Natura
Traje Alberto: Ramón Sanjurjo
Zapatos y tirantes Alberto: Bow Tie
Camisa y gemelos: Hackett
Wedding Planner y decoración: Espacio eventual
Catering: Blau Catering Service
Finca: L´Olleta